El vacío de caminar un camino que no deseas del todo.
La ansiedad de terminarlo, pero enfrentarse a la realidad.
La envidia de ver que otros caminan el camino que desean, y tú... no.
Del que ellos puedan elegir correr sin tropezar tan a menudo, y tú... vas a paso lento y casi inseguro.
La verdad está tacita.
Pero no sé puede hacer algo que es casi imposible en un determinado momento.
Y ser egoísta, no es una opción.
La opción es: seguir luchando para alcanzar ese sueño, esa ilusión.
No perder la voluntad.
Jamás dejar de intentar cosas nuevas y jamás dejarlas a medias.
Sin olvidar las cosas que uno realmente ama hacer.
Pero nuestra verdad es: al final no todos seguimos nuestros sueños.
Si la gran oportunidad de seguirlos está en tus manos, sólo disfrútalo. Si te quejas, no es para ti.
Si no está a tu alcance, sólo lucha, jamás te rindas, hasta poder vivir ese sueño.
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